Consumidora fanática de las ferias de diseño de Palermo, cuando dejó las callecitas porteñas para regresar a Trelew pensó en organizar algo similar acá, pero postergó la idea. Prefirió la tranquilidad de un empleo en relación de dependencia y se dedicó a la comunicación y organización de eventos para el banco provincial. Pero nada es para siempre. Un largo tiempo después, se animó y voló: creó la feria que quería. Previsora como se la ve, pensó en cada detalle y se tomó su tiempo antes de tirarse a la pileta.
"No fue fácil decidirme porque no hay mayor tranquilidad económica que tener un empleo fijo. Pero veía que el tiempo pasaba y necesitaba nuevas motivaciones. Así que dejé el banco y ahora siento que no hay nada mejor que tener un emprendimiento propio, con los vaivenes económicos que eso puede significar", reconoció.
En agosto último, y en medio de otras ferias que también fueron surgiendo en la ciudad, nació Felices y lozanas. La primera fue en el campo Las Bardas, con una repercusión que asombró hasta a la propia organizadora. La segunda vuelta será el domingo 3, en Las Totoras, de 16 a 20.
"Para la segunda edición fue mucho más fácil, porque los emprendedores me llamaban para poder estar. Quieren participar porque les parece un lugar glamoroso, con onda, en el que pueden vender o hacerse conocer por mucha gente, que es vital", dijo.
Tras el debut, corrigió errores y subió la apuesta para la feria del domingo. De 15 expositores ahora serán 44, de vender productos sólo para la mujer ahora también habrá para hombres, esta vez habrá desfiles, seguirán los sorteos e instalará un pelotero para los más chicos, entre otras propuestas.
"La feria es la culminación de todo un proceso previo, que hago con mucha dedicación. Cuando la pensé lo hice como un espectáculo integral, en lugares donde la nota distintiva sea la naturaleza, por eso elegí primero un campo y ahora esta chacra", contó.
Mientras termina de darle las puntadas finales al evento del domingo, ya piensa dónde será la tercera y calma la ansiedad, hasta entonces, de expositores que querían estar y no pudieron por falta de lugar. Las ferias, dijo, seguirán haciéndose cada dos meses, siempre y cuando resulte redituable para las dos partes: organización y feristas.
Para eso, a partir de ahora Felices y lozanas realiza acuerdos de exclusividad con los expositores para que su presencia no se repita en todos los encuentros que se hacen en la zona y terminen por cansar a los potenciales visitantes. "Es un mercado chico y hay que ser muy cuidadosos con lo que hacemos y ofrecemos; hay que mantener latente entre la gente las ganas de ir a pasear a la feria. Por eso busco no repetirme y, para cada evento, incorporo cosas".
Todo está listo. Hasta las velas encendidas, para que el tiempo acompañe.