Tomás Eloy Martínez, autor entre otras obras de "Santa Evita", nació en Tucumán, en 1934. Falleció ayer, en Buenos Aires. Foto: Diario La Nación
Una de las primeras cosas que recibí al zambullirme en el mundo del periodismo llegó en una hoja de oficio, escrita a máquina, que sigue debajo del vidrio en mi escritorio de trabajo. "Decálogo de Tomás Eloy Martínez", lleva como título y me la entregó, hace muchos años, el entonces secretario general de redacción de La Nación, Germán Sopeña (fallecido a fines de abril de 2001, en un accidente aéreo). Sección por sección, escritorio por escritorio, Sopeña dio a todos esas diez máximas escritas por un maestro de periodistas. La primera: El único patrimonio del periodista es su buen nombre y su lenguaje. (Consejo: cuidar al extremo cada texto)
Tomás Eloy Martínez falleció ayer en Buenos Aires, a los 75 años, víctima de cáncer.
En 2007 llegó a Trelew invitado por el suplemento literario Tela de Rayón y ofreció una jugosa conferencia en el museo Egidio Feruglio. Habló sobre los recuerdos que lo acompañaban de Trelew, de su libro "La pasión según Trelew", de la literatura y del rigor con el que cada palabra debe ser empleada. Habló del periodismo y de los periodistas; de la honestidad que debe regir a la hora de escribir.
"El periodismo que lleva información, tal como quiere un funcionario, un dirigente, no es periodismo. O, mejor dicho es, como lo llamamos con un amigo, el periodismo timbre. Porque deja a la puerta de la gente la información tal como salió de una oficina de prensa de algún funcionario, sin que el periodista se haya preguntado si eso que se dice es así", dijo aquélla noche donde era muy poca la gente de prensa que lo escuchaba.
Amigo de otros grandes de la literatura y del periodismo, como Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes, las páginas de los principales diarios del mundo así como blogs perdidos en el inmenso mar virtual, le rinden tributo hoy. El País, de España, publica una formidable entrevista que el periodista español -y adjunto a la dirección del diario- Juan Cruz, le hizo casi un año atrás y en donde su escencia queda manifiesta.
La honestidad y el rigor profesional de Tomás Eloy Martínez, así como su exquisita sintaxis y narrativa harán mucha falta en las hojas de libros y diarios.
3 comentarios:
Ingígena devenida periodista, Vd. tuvo la fortuna de conocer gente del oficio como pocas: Sopeña, Hornos Paz y tantos otros que la vida, y La Nación como otros medios le depararon.
Huelgan tipos como Tomás Eloy Martínez - TEM.
O peor aún, existen y no tienen prensa ..
A veces me llevo gratas sorpresas con diarios de ciudades, tal el caso del tipo que le hizo la entrevista a Sabina y era de Junín.
También hay periodistas notables, en diarios de Mendoza, Tucumán, o en el de Rafaela.
Pero, hoy vende el que sale con la "novedad".
Ojalá la obra de TEM, logre contagiar a varios colegas suyos, y nos los lectores, nos tomemos el laburo de separar la paja del trigo. Algo que tan bien nos enseñó a hacer con las películas Don Homero Alsina Thevenet, y gracias a él, uno podía pronosticar si la peli valía la pena, o no.
¡Manos a la obra: a clasificar información y catalogar periodistas a seguir!
Es cierto Quique, fue un privilegio. Con respecto a lo otro, no digo que no hay pero sí que debemos buscarlos con mucha paciencia. Por ejemplo, Josefina Licitra y Cristian Alarcón, son excelentes periodistas y narradores (¡te pasé dos!).
Estimado Quique, sigo este blog casi desde sus inicios y siempre me han parecido muy interesantes tus comentarios, con los cuales concuerdo casi siempre. Pero esta vez me permito disentir: hace tiempo que sigo a Giselle en su periplo periodístico y me permito afirmar sin temor a equivocarme, que más que una indígena devenida periodista, es una verdadera tigresa. Abrazo, G.G.
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