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lunes, 12 de octubre de 2009

El alcohol mata 2000 chicos por año

Una encuesta realizada entre chicos de entre 14 y 18 años arrojó que el 64,3%
admitió tomar alcohol de manera regular. La cerveza es la bebida
que inicia a los jóvenes en el consumo.


En la Argentina mueren por año 2000 adolescentes. El 80% fallece por lo que se conoce como "causas externas". ¿A qué se denomina causas externas?: asesinatos, suicidios, accidentes de tránsito, intoxicación directa. Dentro de ese grupo de muertes, en el 80% el alcoholismo fue un factor determinante, según demostró una investigación hecha entre el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires y el Conicet.
En el reciente Congreso Provincial de Educación que se realizó viernes y sábado en Rawson, Claudio Mate, ex ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires y especializado en las problemáticas adolescentes brindó una conferencia sobre el alcoholismo juvenil y mostró las conclusiones de aquel trabajo.
Frente a más de 500 docentes, Mate hizo una radiografía cruda de la situación por la que atraviesan los chicos de entre 14 y 18 años producto de la ingesta de alcohol. Además, dejó en claro que no es patrimonio particular de una clase social sino que es un problema transversal a toda la sociedad.
"Ustedes tendrían que ver lo que son las guardias de los hospitales los fines de semana, están repletas de menores de 18 años que llegan heridos, con coma alcohólico o muertos producto de hechos de violencia desencadenados por el alcohol. Los adolescentes no debieran ser visitantes de los hospitales, no hay razón justificada para que un adolescente vaya a un hospital. ¿Por qué se mueren nuestros jóvenes entonces? El 80% es a causa directa del alcohol", señaló.

Consumo con fines farmacológicos

Según el relevamiento hecho entre chicos de entre 14 y 18 años, el 64% de los menores de edad toman alcohol de manera regular y la cerveza, dijo Mate, es la bebida que inicia a los jóvenes en ese camino que a muchos los lleva a la muerte.
"Abusan del alcohol para modificar su estado de ánimo; la mitad de los que toman con frecuencia lo hacen con fines farmacológicos", indicó.
Durante su exposición, Mate mostró un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) que destaca como un hecho espectacular, desde el punto de vista económico, la expansión que durante los años 90 experimentó el mercado de la cerveza en nuestro país y que no tuvo correlato con otra nación de la región.
El trabajo de la Cepal se refiere a que de los 8 litros por habitante que se consumía de cerveza, subió en menos de cinco años a 40 litros por habitante. Y según se lee en la página de la Cámara de la Industria Cervecera Argentina, la venta no para de crecer: de los 12.550 millones de hectolitros que se comercializaron en 2000 la cifra subió a 17.150 millones de hectolitros el último año.
"Lo que no dice el estudio de la Cepal -dijo- es que el explosivo crecimiento se produjo porque le tiraron litros de cerveza por la cabeza a nuestros chicos, a nuestros menores", se enojó.
¿Qué fue lo que pasó en cinco años para semejante crecimiento en el consumo? El especialista marcó tres factores fundamentales:
  1. Antes la cerveza era un producto adulto y, además, estacional. Se tomaba cerveza sólo en el verano y siempre estaba adentro del patrón alimentario es decir, se consumía con comida nunca se tomaba cerveza y nada más.
  2. Además de cambiar el segmento al que va dirigido -las propias empresas admiten que apuntan a los chicos a partir de los 15 años-, bajó su precio. La cerveza antes era un producto caro pero de unos años a esta parte cuesta lo mismo, por ejemplo, que las gaseosas o los jugos.
  3. Se saturó el mercado con el producto, hay cerveza por todos lados: kioscos, estaciones de servicio, polirrubros, cualquier ventanilla comercial la ofrece, pese a estar prohibido por ley.
"Cuando una empresa decide dirigirse a un público de 14 o 15 años, el único que puede parar eso es el Estado. No es como dice la Corte Suprema de Justicia que el consumo es individual y privado (Nota: por el reciente fallo sobre el consumo de marihuana) porque aquí están matando a nuestros chicos y nosotros, solos, desde el sistema de salud, podemos y estamos preparados para luchar contra un microbio pero no contra un negocio, como es el consumo de cerveza", consideró.
Después, tras analizar cómo fue mutando el mensaje que llega a los jóvenes desde millonarias campañas de marketing y publicidad y de repeler la cultura que se instaló del pre-dancing "donde se les metió en la cabeza que a los 14 años no hay forma de ir al boliche si no es con unas cervezas arriba", exhortó a las familias y a los docentes a "recuperar los factores de protección" y a dialogar con los chicos sobre las terribles consecuencias que tiene el alcohol.
Además, como asesor del Ministerio de Salud del Chubut, informó que se trabaja para sacar la venta de cerveza del circuito no permitido de comercialización (kioscos, estaciones de servicios, polirrubros) y que la norma estará lista antes de fin de año.
Sin embargo, nada de lo que pueda hacer el Estado surtirá efecto si no son las propias familias las que se interesen por cuidar a sus hijos, poniéndoles límites, prohibiendo el consumo, explicándoles el impacto que tiene en sus organismos aún no del todo desarrollados, vigilando el comportamiento que frente al alcohol tienen con su grupo, cumpliendo el rol de padres y no de amigos.
Porque muchas veces son los mismos padres los que fomentan el consumo con actitudes tan permisivas como irresponsables. ¿O quién decide, por ejemplo, servir cerveza en un cumpleaños de 15? o ¿quién le pide al servicio de catering el armado de una barra de tragos porque está "tan de moda" y "si no hay alcohol los chicos se aburren, se van y se termina la fiesta"?.
Claudio Mate, con su exposición sacudió al auditorio pintando de cuerpo entero una realidad terrible que cada vez se profundiza más. Hay que actuar. Son 2000 chicos los que se mueren cada año.

1 comentario:

Ruli dijo...

Si pensamos únicamente en los 2000 chicos que se mueren cada año, no faltará quien diga que no es un número tan elevado para el total de jóvenes de todo el país.
Pongamos el foco entonces en los miles y miles y miles y miles que no se mueren, y que se han iniciado tempranamente en la ingesta de alcohol: el panorama es todavía más desalentador. Los que no se mueren no siempre se salvan. Para muchos de ellos el alcohol se convierte en un estilo de vida y en la antesala para otra clase de consumos.

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