Los bomberos apagan las cubiertas que quemó un grupo de
desocupados de la construcción en la esquina del Palacio Municipal.
desocupados de la construcción en la esquina del Palacio Municipal.
El clima está enrarecido. No precisamente la temperatura ambiental -que por cierto, sí que está rara- sino el clima social, ese que se percibe en la calle. Gomas quemadas. Calles cortadas. Paredones pintados. Y el bum, bum, bum de fondo se escucha, sino a diario, día por medio.
Entre esa marabunta de reclamos sociales (por más subsidios, más aumentos, más y más) la provincia hace equilibrio para mantener en funcionamiento la locomotora pese a la fuerte contracción económica que reina. Los principales sectores generadores de ingresos que tiene Chubut -el turismo y la pesca-, están heridos en un ala y el petróleo, hoy, es la única teta que tiene el Estado de donde mamar.
Como corolario, el matrimonio presidencial -hoy distanciado del gobernador, que no acata órdenas y no se calla- castiga a la provincia, a todos nosotros, pisando el envío de fondos para obras que ya están en marcha.
Mientras el interior hace malabares financieros, enceguecida con su hambre de poder la dupla K, cuyo patrimonio creció el año último un 158% y alcanza los 46.036.711 pesos entre propiedades, autos, depósitos y acreencias, según las declaraciones juradas que presentó, camina con pie de plomo hacia el 2011. A sus costados todo empieza a desmoronarse, otra vez, y no hay maquillaje que alcance: el déficit fiscal crece, el superávit comercial desaparece, aumenta el desempleo, y cierran fábricas, y suben los precios, y la plata no alcanza y la pobreza se agranda. Y la desesperanza cala ondo, en todos.
Ayer, el gobernador cordobés, Juan Schiaretti, tiró la primera piedra. Le dijo a la presidente que si la Nación no paga prontamente los 372 millones que le adeuda a su provincia, declarará la emergencia económica para reorganizar los pagos con los proveedores y permitir la emisión de cuasimonedas.
Esa historia nefasta ya la vivimos. La de la plata de cartón pintado. No fue hace mucho. A mediados de 2001, el interior optó por emitir esos bonos de colores para captar recursos financieros ante el creciente déficit fiscal y la falta de fuentes alternativas para conseguir dinero. Lecop, Patacón, Lecor, Federal, Petrom, Boncanfor... fueron once las cuasimonedas que llegaron a circular en el país.
¿Hacia allí vamos los argentinos, otra vez?
2 comentarios:
Toda la plata del mundo es cartón pintado, ya que ninguna es convertible a ningún bien. Solo la esperanza de que otra la acepte, hace circular los papeles.
Y eso, es la punta de la madeja de la crisis mundial.
Yo recuerdo varias devaluaciones, cambio de moneda y son ciclos que se repiten cada (x) años lamentablemente en nuestro querido Pais, no sé porqué ni cual sería el camino para que esto no ocurra.
Tito
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